¿Cuánto CO₂ puede secuestrar realmente el hormigón de cáñamo?
Lo que revelan los últimos estudios y por qué la formulación lo es todo
Durante años, el hormigón de cáñamo se ha presentado como uno de los materiales más prometedores para descarbonizar la arquitectura. Sin embargo, no todos los sistemas de cáñamo y cal son iguales, ni todos secuestran la misma cantidad de CO₂. Un reciente estudio de la Universidad de Minho ha afinado por fin las cifras y aporta una conclusión clave: la capacidad real de secuestro de carbono depende de forma crítica del tipo de ligante y de la proporción de cañamiza.
En este artículo desglosamos qué significan estos nuevos datos, cómo interpretarlos correctamente y qué implicaciones tienen para arquitectos, promotores y técnicos que buscan construir con un impacto climático positivo real.
Del green-washing a los datos reales
Hasta ahora, las cifras de “carbono negativo” asociadas al hempcrete variaban enormemente entre estudios, fabricantes y discursos comerciales. Algunas estimaciones incluían valores muy optimistas, mientras que otras eran más conservadoras, generando confusión en el sector.
Este estudio compara decenas de productos y sus Análisis de Ciclo de Vida (ACV) y establece un rango mucho más real del verdadero secuestro de carbono en este tipo de productos:
Un muro de cáñamo-cal correctamente formulado y curado puede secuestrar entre 90 y 160 kg de CO₂ neto por cada m³ de material, dependiendo principalmente de:
el tipo de ligante utilizado,
la fracción de cañamiza en la mezcla,
y el proceso de curado y carbonatación a lo largo del tiempo.
Este rango no marketing: es una media ajustada tras descontar emisiones de cultivo, procesado, transporte y fabricación del ligante.
¿De dónde viene ese carbono negativo?
El comportamiento climático del hormigón de cáñamo se apoya en dos mecanismos complementarios:
1. Carbono biogénico del cáñamo
El cáñamo industrial es una planta de crecimiento rápido que absorbe CO₂ atmosférico durante su ciclo vegetativo (3 meses). Ese carbono queda almacenado en la cañamiza utilizada como árido vegetal. Mientras el material permanezca estable en el edificio, ese carbono queda secuestrado durante décadas.
Contenido de carbono biogénico en cañamiza seca: ≈ 45–48 % en masa
CO₂ biogénico almacenado: 1,6–1,8 kg CO₂ por kg de cañamiza
Aplicado a mezclas habituales:
Dosificaciones de 90–120 kg de cañamiza/m³ → 145–215 kg CO₂ biogénico almacenado por m³, antes de descontar emisiones del ligante.
Este valor explica por qué la proporción de cañamiza es determinante en el resultado climático final.
El estudio correlaciona densidad aparente, prestaciones térmicas y huella de carbono:
A mayor densidad:
menor fracción vegetal,
mayor contenido de ligante,
peor balance de carbono.
El punto óptimo se sitúa entre 110 y 130 kg/m³, donde se equilibran:
aislamiento térmico,
estabilidad dimensional,
y secuestro de CO₂.
2. Carbonatación de la cal
Los ligantes a base de cal aérea y cales débilmente hidráulicas reabsorben CO₂ durante su proceso de carbonatación, transformándose progresivamente en carbonato cálcico. Este fenómeno es lento, pero continuo a lo largo de la vida útil del edificio.
La clave está en que ambos procesos solo funcionan plenamente si el sistema es permeable al vapor y no está bloqueado por ligantes demasiado densos o ricos en clínker.
Grado de carbonatación alcanzable:
60–70 % a 50 años en condiciones reales de edificio,
hasta 80 % en probetas de laboratorio muy permeables.
Velocidad de carbonatación:
primeras capas: rápida (años),
núcleo del muro: lenta y progresiva (décadas).
Esto confirma que el hempcrete no es carbono-negativo instantáneo, sino un sumidero activo a largo plazo, dependiente de transpirabilidad, ausencia de barreras impermeables, y un diseño higrotérmico coherente.
El punto crítico: el ligante importa (y mucho)
El estudio es claro en este punto: los ligantes hidráulicos con alto contenido en clínker penalizan gravemente el balance de carbono.
Ligantes recomendados
Cal aérea (CL)
Cal hidráulica natural (NHL 2 – NHL 3.5)
Cementos naturales de muy bajo contenido en clínker (cemento natural prompt)
Estos permiten:
una carbonatación efectiva,
una alta transpirabilidad,
y una compatibilidad química con la cañamiza.
Ligantes problemáticos
Cementos Portland convencionales
Mezclas con alto porcentaje de clínker industrial
Aunque aceleran el fraguado, incrementan las emisiones iniciales hasta el punto de anular parcial o totalmente el beneficio climático del material.
Conclusión técnica: Un hempcrete rápido no siempre es un hempcrete sostenible.
La proporción de cañamiza: más vegetal, más carbono almacenado
El estudio también confirma algo que en obra ya se intuía: a mayor cantidad de cañamiza, mayor secuestro neto de CO₂.
Eso no significa “añadir cáñamo sin control”, sino diseñar la mezcla según la aplicación:
cerramientos no portantes → mayor contenido vegetal,
rellenos y aislamientos → máxima cantidad de cañamiza,
elementos con mayores exigencias mecánicas → equilibrio cuidadosamente calculado.
La optimización del balance carbono-prestaciones es un ejercicio de diseño, no una receta universal. Dependerá del proyecto, la ubicación y la aplicación.
¿Qué implica esto para proyectos reales?
Desde el punto de vista de proyecto y normativa ambiental, estos datos tienen consecuencias directas:
Los EPD y ACV deben leerse con lupa: no basta con que el producto se llame “hempcrete”.
La prescripción del ligante es una decisión climática, no solo técnica.
Se debe priorizar densidades optimizadas frente a sobrecompactación.
La industrialización no debe sacrificar la química del material: acelerar procesos con clínker puede salir caro en términos de huella de carbono.
El secuestro real ocurre a lo largo del tiempo, por lo que el diseño higrotérmico y la transpirabilidad del cerramiento son esenciales.
Hempcrete y descarbonización real de la arquitectura
El mensaje de fondo es positivo, pero exigente: el hormigón de cáñamo puede ser un aliado poderoso en la lucha contra el cambio climático, pero solo si se formula y se utiliza correctamente.
No se trata de sustituir un material por otro sin criterio, sino de entender el comportamiento físico, químico y climático del sistema constructivo completo.
En un contexto europeo cada vez más centrado en:
neutralidad climática,
reducción de emisiones incorporadas,
y edificios como sumideros de carbono,
el hempcrete bien diseñado deja de ser una alternativa “ecológica” para convertirse en una herramienta técnica de alto valor estratégico.
En resumen,
El secuestro neto real del hempcrete se sitúa entre 90 y 160 kg CO₂/m³.
El ligante es el factor más determinante del balance climático.
Evitar ligantes ricos en clínker es clave para mantener el carácter carbono-negativo.
La proporción de cañamiza y el curado definen el resultado final.
Construir con cáñamo no es un gesto simbólico: es una decisión técnica que debe hacerse con conocimiento.
La buena noticia es que, con conocimiento y rigor, los valores de −90 a −160 kg CO₂/m³ son alcanzables de forma sistemática, convirtiendo al hempcrete en una herramienta seria para la descarbonización real de la arquitectura, no solo para su relato.
Si queremos una arquitectura que no solo consuma menos, sino que repare activamente el daño climático, el rigor en materiales como el hormigón de cáñamo ya no es opcional.