Claves de la Construcción Sostenible

¿Qué es la Eco-Construcción?

Los principios de la Eco-Construcción (también conocida como Bioconstrucción) consideran que debemos ser conscientes (y es nuestra responsabilidad para con las futuras generaciones) de que todo lo que un ser vivo realiza repercute en los demás, de tal manera que una acción nunca permanece aislada sino que provoca reacciones, tangibles o no, a mayor o menor plazo de tiempo, en todo lo que la rodea. Así todas nuestras acciones son importantes, inciden en el resto de los seres y del planeta y repercuten mucho más allá de ellas mismas.

La construcción ecológica, por tanto, es una forma de crear un hábitat respetando siempre el medio donde se realiza, y teniendo especial cuidado con todos y cada uno de los elementos de la naturaleza. Resulta tener conciencia del lugar donde vivimos y además, aprovechar las cualidades que nos brinda la naturaleza para usarlas provechosamente.

¿Qué debemos tener en cuenta cuando buscamos un hogar ecológico?

Las claves de un hogar ecológico son:

  1. Ubicación adecuada

  2. Integración en su entorno más próximo

  3. Diseño personalizado según las necesidades del usuario

  4. Adecuada Orientación y distribución de espacios

  5. Empleo de materiales saludables y biocompatibles

  6. Optimización de recursos naturales

  7. Implantación de sistemas y equipos para el ahorro

  8. Incorporación de sistemas y equipos de producción limpia

  9. Programa de tratamiento de los elementos residuales

  10. Manual de usuario para su utilización y mantenimiento

¿Cómo podemos elegir el mejor material saludable y biocompatible para nuestro proyecto?

Los materiales que elijamos deben facilitar los intercambios de humedad entre la vivienda y la atmósfera. La vivienda debe “respirar”. Los materiales deberán ser de materia prima lo menos elaborada posible y encontrarse lo más cerca posible de la obra (utilizar recursos de la zona). Deben hallarse totalmente exentos de elementos nocivos como asbesto, poliuretano, cloro, PVC (usados de forma muy común hoy en día).

Además, hay que evitar el uso de aislamientos o pinturas de poro cerrado, plastificados, elementos retenedores de polvo electrostático (moquetas, suelos plásticos…) y todos aquellos materiales que emiten gases tóxicos en su combustión. Debemos utilizar pinturas al silicato, al agua, aceite de linaza, colofonia, ceras naturales, etc…, así como, para los elementos decorativos, tratamientos de madera o lucidos y enfoscados.

En los elementos estructurales, emplearemos cementos naturales o cal hidráulica. El uso del acero debe restringirse a lo imprescindible y deberá ser convenientemente derivado a tierra. Hoy en día se abusa mucho de los elementos estructurales de hormigón armado, como vigas, pilares y forjados, sobre todo las viguetas de hormigón armado pretensadas, las cuales contienen acero con una tensión-torsión permanente, cuando en muchos casos éstos pueden ser sustituidos por muros autoportantes, cerchas, arcos y bóvedas. Hay varias razones para evitar el uso del hormigón armado. Por un lado, el acero que le da rigidez, también crea tensiones internas (sobre todo a tracción) y alterando el campo magnético natural. Esto afecta a la glándula pituitaria, responsable de la secreción de melatonina durante la noche, momento especialmente sensible para nuestro organismo, pues es cuando debe regenerarse. Estas tensiones además perduran en el tiempo alterando el campo vibracional. Por otro, el cemento de tipo Pórtland está compuesto por cenizas volátiles y escorias siderúrgicas que afectan en diversos sentidos a la sostenibilidad y a la salud:

Al elevar el potencial eléctrico y radioactivo (pues es horneado a más de 1450 °C) favorece la conducción del gas radón (gas radioactivo) que asciende desde el subsuelo (sobre todo donde hay rocas y mantos graníticos) y se acumula en los espacios inferiores de las viviendas. El cemento, además de tener un coste energético elevado (1,23 Kw/Kg), tiene una vida útil más corta de lo esperado, sobre todo en aquellos lugares expuestos a alta conductividad, como son los cimientos, los cuales al estar enterrados se encuentran en presencia de humedad y alta conductividad, acelerando la descomposición molecular por “par-galvánico” y provocando la prematura oxidación de la ferralla, en un lugar inaccesible, como es la cimentación, y del cual no nos percatamos hasta que aparece un siniestro estructural.

¿Por qué elegir cáñamo?

El cáñamo se considera la fibra textil de origen vegetal más larga, suave y resistente. La tela que se elabora con ella puede presentar diferentes calidades, a veces más áspera, y otras más suave que el algodón. También es más aislante, fresca, absorbente y duradera. Anteriormente era la fibra más utilizada y considerada el rasero o estándar para medir la calidad de las otras fibras. Una hectárea de cannabis puede producir el doble de fibra que una de algodón, y la fibra de cannabis requiere menos productos químicos durante su procesado. El cannabis no requiere de los numerosos pesticidas que se utilizan para el algodón y que estropean los suelos.

La longitud y resistencia del cáñamo aún compite con los materiales más modernos utilizados en los cordajes navales. También permite la elaboración de materiales de construcción de gran resistencia y de materiales de gran capacidad aislante.

Cualquier material plástico o hecho a partir de madera puede ser emulado con éxito a partir de las plantas de cannabis, siendo además directamente biodegradable y reciclable. El aglomerado elaborado con cáñamo tiene el doble de resistencia que el de madera y sostiene mejor los clavos. Los materiales plásticos hechos a partir del cannabis son de gran resistencia, como por ejemplo la carrocería de un modelo de automóvil fabricado por Henry Ford en 1941, elaborada con cáñamo y habas de soja (ese auto utilizaba además aceite a partir de cáñamo como combustible). Ford afirmó su resistencia golpeándola con un hacha. Actualmente muchas piezas de los automóviles llevan fibra de cáñamo.

Podría servir como alternativa a la deforestación causada por la industria papelera, ya que estas plantas crecen rápidamente y se cortan cada año como otro cultivo agrario, obteniéndose un gran tonelaje anual de celulosa, fibras y aceites al mismo tiempo, sin tener que cortar árboles, de mayor impacto ecológico y más lento crecimiento. Una hectárea de cannabis puede producir el cuádruple de material que una de árboles. El papel de cáñamo es más resistente que el de pulpa de madera y no requiere ácidos ni cloro. Además puede ser reciclado de forma óptima hasta siete veces, mientras que el convencional de madera sólo hasta cuatro. La fibra de cannabis aparece en algunos productos de papel, considerado como componente de gama alta.

Además las características biológicas del cáñamo pueden utilizarse para mejorar la calidad del suelo cultivado y controlar zarzales.

La escasez de su explotación en la actualidad se debe en gran medida a la inercia de la industria. Algunas personas conocen productos de cáñamo de baja calidad y precio relativamente elevado debido a la falta de infraestructuras, que no hacen justicia a la verdadera potencialidad de sus productos.

El defensor del cannabis Jack Herer, autor de libros de referencia sobre el cáñamo y la marihuana, ofreció una fortuna a quien lograse refutar científicamente su tesis que presenta al Cannabis como solución sin parangón a numerosos problemas del mundo, incluyendo el hambre.