Cáñamo vs. Marihuana: ¿Cuál es la diferencia?
Marihuana, cáñamo, cannabis, THC, CBD, híbridos, sativas, índicas… es fácil dejarse intimidar por el vasto léxico asociado con la planta de Cannabis sativa. Y dos términos que parecen especialmente propensos a la confusión y la incomprensión son “cáñamo” y “marihuana” (o, lo que es lo mismo, “cannabis“).
A pesar de compartir una raíz botánica común, el cáñamo y la marihuana son plantas muy distintas tanto en su composición química como en sus aplicaciones prácticas, su morfología, su cultivo y su regulación legal. La confusión entre ambas ha limitado durante décadas el desarrollo de una industria del cáñamo potente, especialmente en sectores como la construcción sostenible, la alimentación o el textil. Por eso, es fundamental entender en profundidad qué los diferencia y por qué el cáñamo industrial es una de las materias primas más versátiles y prometedoras del siglo XXI.
Sativas vs. índicas
Tanto el cáñamo como la marihuana provienen de la planta Cannabis sativa L., una especie que ha sido domesticada por el ser humano desde hace más de 10.000 años. Originalmente, las variedades se cultivaban por sus múltiples beneficios: fibras fuertes, semillas nutritivas, resinas medicinales… Sin embargo, con el paso del tiempo y la selección genética, surgieron dos caminos claramente diferenciados: por un lado, el cannabis psicoactivo destinado al uso recreativo o medicinal (marihuana), y por otro, el cáñamo industrial, orientado al aprovechamiento de sus fibras, semillas y compuestos no psicoactivos.
Las sativas son vigorizantes. Tienen hojas altas y delgadas, crecen mejor en climas húmedos y tienen un ciclo de crecimiento lento.
Las índicas son sedantes. Tienen hojas cortas y gordas, crecen mejor en climas templados y tienen un ciclo de crecimiento rápido.
La marihuana puede ser una sativa, índica o una mezcla de los dos, que se denomina híbrida. El cáñamo solo será sativa.
¿Es el cáñamo realmente una sativa?
Si bien el cáñamo generalmente se clasifica como una sativa, un nuevo estudio de un equipo de investigadores canadienses encontró evidencia de lo contrario. Sus hallazgos mostraron que la noción de sativas o índicas “puras” es errónea porque ambos tipos de Cannabis sativa tienen una mezcla del otro tipo, incluso en cepas que se suponen exclusivamente 100% índica o sativa. Contrastando con lo que se creía comunmente en el mundo cannábico, lxs investigadores encontraron que el cáñamo se basa en una base genética más amplia que la marihuana.
Si bien este es sólo un estudio, se necesitan más investigaciones sobre la genética de la Cannabis sativa, porque estos hallazgos aparentemente han llevado a más preguntas que respuestas.
Diferencias en el contenido de cannabinoides
Una de las principales formas de distinguir entre el cáñamo y la marihuana es a través de su cantidad de THC. El cáñamo, a diferencia de la marihuana, no posee propiedades psicoactivas. Esto se debe a que el cáñamo tiene muchos menos cannabinoides de THC que la marihuana.
Marihuana: contiene entre un 5% y un 30% de THC, dependiendo de la variedad y del método de cultivo. Este componente actúa directamente sobre el sistema nervioso central y provoca efectos como euforia, alteraciones sensoriales y relajación.
Cáñamo industrial: legalmente, debe contener menos del 0,3% de THC en Europa (y en muchos otros países), lo que lo hace incapaz de provocar efectos psicoactivos. En su lugar, el cáñamo suele tener un alto contenido de CBD (cannabidiol), un cannabinoide no psicoactivo que ha demostrado tener propiedades antiinflamatorias, ansiolíticas y neuroprotectoras.
A diferencia del THC, el CBD está presente en grandes cantidades en el cáñamo y en menores cantidades en la marihuana, aunque los cultivadores que prestan servicios a la comunidad del cannabis medicinal han criado numerosas cepas que son ricas tanto en THC como en CBD. Tanto el cáñamo como la marihuana poseen más de 113 cannabinoides, incluidos muchos que aún no se han estudiado ampliamente.
Es importante subrayar que el cáñamo no se puede usar para drogarse, y esta es una de las principales razones por las que debería diferenciarse legal y socialmente de la marihuana.
Para los agricultores: diferencias morfológicas y de cultivo
Más allá de la química, el cáñamo y la marihuana tienen diferencias visibles a simple vista:
Cáñamo: crece como una planta alta y delgada, con un tallo central robusto y hojas más dispersas. Puede alcanzar alturas de hasta 5 metros, especialmente en cultivos para fibra. Se siembra muy denso, con poca distancia entre plantas, lo que favorece el crecimiento vertical.
Marihuana: es más baja, frondosa y ramificada. Se cultiva con mayor espacio entre plantas para permitir que las flores (la parte más rica en THC) se desarrollen de forma óptima. Además, se suele podar y cuidar con técnicas especializadas para maximizar su potencia y rendimiento.
El cáñamo requiere menos intervención, puede crecer con poco riego y sin pesticidas, y es más resistente a plagas, lo que lo convierte en un cultivo ideal para la agricultura regenerativa.
Además, los cultivadores de cáñamo industrial no necesitan distinguir entre plantas macho y hembra. Debido a que el cáñamo no se cultiva por “cuánto pega”, las semillas masculinas y femeninas se pueden plantar juntas.
Usos del cáñamo vs usos de la marihuana
Cáñamo industrial: se cultiva principalmente por sus tres componentes:
Fibras: utilizadas desde hace siglos en la fabricación de textiles, cuerdas, papel, materiales compuestos e incluso bioplásticos.
Cañamiza: la parte leñosa del tallo, que se utiliza para fabricar hormigón de cáñamo (hempcrete), un material de construcción ecológico, transpirable y con gran capacidad de aislamiento térmico y acústico.
Semillas: consideradas un superalimento, por su alto contenido en proteínas, omega-3 y omega-6. De ellas también se extrae aceite de cáñamo, rico en antioxidantes.
Otros sectores que ya integran el cáñamo industrial son:
Cosmética natural: por sus propiedades hidratantes y antiinflamatorias.
Bienestar animal: como lecho absorbente para caballos y pequeños animales.
Energía: para la producción de biocombustibles y biomasa.
Medicina alternativa: a través del CBD derivado del cáñamo, legal en muchos países.
Marihuana: se utiliza principalmente con fines recreativos y terapéuticos, gracias a su alto contenido en THC. En medicina, se prescribe (donde es legal) para tratar:
Dolor crónico
Náuseas en tratamientos oncológicos
Espasticidad en esclerosis múltiple
Trastornos del sueño o ansiedad
Su cultivo está altamente regulado y solo se permite bajo condiciones específicas, incluso en los países donde es legal.
Legalidad: una barrera que aún pesa
Quizás la diferencia más importante entre la marihuana y el cáñamo es su tratamiento legal.
Uno de los mayores obstáculos para el desarrollo del cáñamo ha sido su asociación cultural y legal con la marihuana. En muchos países, el cannabis fue prohibido en bloque durante el siglo XX, sin distinguir entre variedades psicoactivas y no psicoactivas. Esto frenó la investigación, el cultivo y el aprovechamiento industrial del cáñamo.
Hoy en día, la situación ha cambiado en gran medida. En Europa, el cáñamo industrial está permitido siempre que el contenido de THC sea inferior al 0,3% y la variedad esté registrada en el catálogo comunitario. No obstante, siguen existiendo prejuicios, trabas burocráticas y confusiones por parte de autoridades aduaneras, fuerzas del orden o incluso consumidores.
La marihuana, por su parte, sigue siendo ilegal en muchos países, aunque cada vez son más los que permiten su uso medicinal o incluso recreativo bajo regulación.
¿Por qué es tan importante diferenciarlos?
Para no criminalizar a los agricultores y empresas que trabajan con cáñamo industrial
Para fomentar una economía verde basada en materiales renovables
Para permitir el avance de sectores como la bioconstrucción, la alimentación sostenible o los textiles ecológicos
Para evitar prejuicios que obstaculizan la innovación
Del tabú al material del futuro
Cáñamo y marihuana son primos botánicos con destinos muy distintos. Uno (la marihuana) busca alterar el estado mental; el otro (el cáñamo) busca construir un futuro más sostenible, saludable y resiliente. Entender sus diferencias es el primer paso para impulsar una nueva era de desarrollo económico circular y bajo en carbono.
En Hempcrete, trabajamos cada día para demostrar el potencial del cáñamo en la construcción y para romper con el estigma que aún lo rodea. Porque construir con cáñamo no solo es posible: es urgente.